sábado, 14 de enero de 2012

¿Un sueño o un viaje hacía el pasado? Lo desconozco.

Mi nombres es Hikuri, tengo 785 años, yo fui creada por el Dios de los Cielos,
mi sangre es polvo de estrellas, combinado con jugo de Luna.

Habito el nervio del Volcan Popocatepetl, y mi hombre se llama Yauhtli.
Estamos aquí, porque solo nosotros somos puros de conciencia y capaces de hacer que nuestra deidad solar reviva.
El Sol...

Ya han pasado 3 días en los que vivimos sin la fuerza de nuestro Sol. porque el Dios de los Cielos nos condeno a la soldedad.
Mencionó que la raza humana es incapaz de valesre por si misma, y por eso buscamos los dones de los Dioses de la Lluvia,
Maiz, Agua y Fuego.

Yauhtli y yo nos atrevimos a desafiar a la palabra del Cielo y buscaremos el corazón solar...

Salgo con Yauhtli a buscar peyote para unir aún más mi alma con la de el. El camino está lleno de serpientes, arañas
y alacranes. Le prendimos fuego a un hongo que habíamos tomado al salir del Volcan, para ver en la oscuridad. Y así inicio
nuestra busqueda.

El trayecto fue largo, sufrimos sed y frío. Pero eso no nos detiene.

Despues de varias horas caminando, llegamos a la zona de espirutus sabios, y antes de dar un paso más, rogue a las almas
exiliadas su permiso para consumir la vida de uno de sus hermanos. No cometí un asesinato, pues el alma del peyote habitaría
unas horas mi cuerpo para despues ir al cielo e iluminar el camino como una estrella.

Esperando la aceptación o negación, caminé desnuda y descalza. El instante en el que me paré enfrente del peyote elegido, una
serpiente de cascabel me dijo -Tu próposito esta aqui dentro, comelo y haz un ritual, veras la solución para que el Dios Sol
vuelva-

Lo tomé, y Yauhtli coloco una ofrenda de copal y agua para guiar a sus hermanos a la nueva vida que llevará conmigo el peyote

Al regresar al volcan, Yauhtli hizo una fogata, mientras que yo, perfumaba el peyote con copal. Después, charlamos sobre lo
humano y lo divino. Descubrimos nuestras mentes. Mientras hacíamos eso, cada uno consumuio su parte del peyote. Tiempo
despues, el y yo comenzamos a bailar el ritmo que nos ponía el silencio. Miraba sus ojos del color de los granos de café.
Olía su cuerpo, olía a duraznos dulces. Comenzé a tocar su cuerpo suave y desnudo, pude notar sus ligeros estremecimientos.
Besé sus labios, mordía su oreja, besaba su cuello. Nos deleitamos...

Nuestro baile colapso en el acto de fusión. Dos personas, un alma, un cuerpo, una mente.
Gemidos, sudor y movimientos ritmicos nos llevarón a un extasis jamás creado antes...

Derrumbados en nuestro suelo tapizado con piel de viboras y otros animales, el y yo comenzamos a oír voces que salían de lo
más profundo de nuestra cueva. Tomados de la mano empezamos a caminar siguiendo la dirección de las voces ligeras pero se
percibian claramente entre nuestra respiración.

-Cubran sus ojos, solo el alma debe ver ahora. Ustedes son uno solo. Uno vera lo que el otro ve- Dijo la extraña voz.

Obedecimos y nos guiamos a traves de la intuición.

Algo dentro de nosotros nos dijo que habíamos llegado al Corazón del Volcan, lo sabíamos a pesar de no ver nada.
Dentro de nosotros pudimos ver a una piedra enorme, de color rojo y cobre, la cual flotaba en un hueco en nuestra cueva, y
es hueco llevaba directo a los dominios del Dios de los Cielos.

Supimos que debíamos tocar la piedra y sin dudarlo lo hicimos, pero antes de eso, le dije a Yauhtli: -Eres mi Luna-
Al momento de tocarlo, vimos la creación de el universo, incomprensible, solo una fracción de segundo tomo para crear todo
un infinito lleno de misterios; los cuales solo Yauhtli y yo conocemos.

De pronto nuestros cuerpos empezarón a levitar, Yauhtli me abrazo y me dijo -Eres mi Estrella-
Poco a poco fuimos dejando de ser humanos, empezamos a ser Jugo de Luna y Polvo de Estrellas...
Nuestra mente sufrio un cataclismo, fue blanca durante unos segundos.
.
Abrimos los ojos, y el se había convertido en una Luna y yo en una estrella que siempre está a su lado...


Lo que hicimos fue descubrir al Dios Sol, que se había ocultado en la cueva, esperando a que nosotros lo encontraramos
atravez de nuestra alma. El nos conviertió en lo que somos ahora, el no quería estar solo en el cielo, quería acompañantes.
Los cuales de vez en cuando se unen y hacen una celebración en los cielos.

Un eclipse...